La Ruta hacia mi interior.
En Noviembre del 2018 fui a conocer la maravillosa fortaleza de Kuelap y me hospedé en la Hacienda Achamaqui. Allí tuve unos días estupendos en Amazonas (el hospedaje, atención y restaurante de la Hacienda fueron espectaculares) y quedé impactada con todo lo que hay para conocer y disfrutar en este departamento del Perú.
En el lobby de Hacienda Achamaqui tienen unos modestos estantes donde venden artesanía de la zona y libros muy interesantes, dentro de lo cuales encontré la guía de La Ruta Natural. Esta guía inmediatamente atrapó mi atención y cuando la empecé a leer, fue como encontrar un tesoro que no sabía que estaba buscando. Leí que su propósito era ayudar al lector a viajar con sentido y apoyar a la gente que cuida la naturaleza, y entonces entendí que se volvería mi manera favorita de viajar. Yo intuía yo que la visita a Kuelap traería más que lindas vistas, y en efecto me trajo el regalo de encontrar más pistas sobre el camino para manifestar mi propósito de mi vida.
Paradójicamente fue un libro de viaje el que me llevó de la mano 7 años por Perú, cuando en el 2011 luego de un par de visitas a esta tierra maravillosa, decidí quedarme a pasar “un tiempito” conociendola, mientras resolvía temas personales administrativos en otras partes de américa latina. En aquella ocasión fue la guía de Perú de Lonely Planet la que me permitió conocer el Perú desde Tumbes hasta Tacna y desde Lima hasta Loreto. Y aunque conozco más el Perú que cualquier ciudadano promedio, debo confesar que me faltan varios departamentos por disfrutar.
Desde hace unos meses la Ruta Natural sustituyó a la Guía de Lonely Planet como mi libro de viajes de cabecera, y mi objetivo de aventura pasó de explorar la tierra en la que me estaba alojando como turista residente ¨por un tiempito¨, a amar y cuidar la naturaleza que hace posible mi existencia humana. Gracias a mis viajes en Perú, descubrí que deseo ponerme al servicio de la Pachamama y esto ha sido una gran revolución en mi vida. Ahora puedo entender mejor porqué necesito el monte a cada rato, y cómo es que el verde y el azul, y los sonidos naturales que abundan en los espacios prístinos casi ni habitados por el ser humano, me ayudan a regresar al centro de mi existencia.
En Marzo del 2019 empecé a viajar con la Ruta Natural y visité 3 zonas de conservación en el departamento de San Martín, conocí gente con historias increíbles y empecé a verme en el espejo de estas almas que como yo, aman la tierra que los rodea y que valientemente han buscado la manera de hacer su vida alrededor de lo que más valoran. Así también viajé al Cusco, a Lambayeque y a Madre de Dios, y espero poder seguir haciéndolo, para poder descubrir más y más historias fascinantes que me guíen sobre el camino que mi alma necesita recorrer en esta encarnación.
Este recorrido por “El Monte” me ha permitido conocer la historia de héroes anónimos que contra el sistema establecido defienden espacios naturales por el amor que sienten hacia la tierra que los acoge. Este recorrido me está enseñando a reconocer la humanidad y la divinidad en todo lo que vive. Deseo poder inspirar con las historias y aventuras de aquellos que deciden, contra todas las estructuras, dedicarse a hacer lo que el alma les pide, o lo que la vida les demanda, y en este camino, encontrar el mío y poder honrar mi vida con el placer de vivirla a mi manera.
Que siempre tengas el coraje de seguir tu corazón.



